La Concejalía de Medio Ambiente defiende que con los otros tres vasos en funcionamiento para generar energía es más que suficiente para que la planta de reciclaje trabaje a pleno rendimiento.
Con tres basta. Albada, empresa concesionaria de la planta de reciclaje, no ha reparado uno de los cuatro biodigestores, en los que se fermenta el compost para producir energía eléctrica. El Ayuntamiento asegura que es suficiente con el resto de vasos para hacer frente a la actividad que se genera en el complejo: "El cuarto no lo arreglamos, no hace falta", justifican desde María Pita. La concejal de Medio Ambiente, Nieves Vázquez, falló en sus previsiones el año pasado, cuando confió en que todos los biodigestores entrarían en funcionamiento de manera escalonada. Cuando en 2002 se inauguró la instalación, cada depósito costaba un millón de euros
"Entrarán a funcionar de forma escalonada los cuatro (biodigestores). Hay uno que tiene más problemas, un desplazamiento en la pared interior", afirmó la concejal de Medio Ambiente, Nieves Vázquez, en enero de 2008. Sus previsiones no se han cumplido del todo. Desde su departamento indican que tres de los depósitos trabajan sin problemas, pero que el cuarto no se ha arreglado ni se reparará mientras no aumente la carga de trabajo: "El cuarto no lo arreglamos, no hace falta". El Concello asegura que con tres biodigestores es suficiente para fermentar el compost con los residuos orgánicos que llegan a la planta desde A Coruña y las nueve localidades que constituyen el Consorcio das Mariñas -Abegondo, Arteixo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Carral, Culleredo, Oleiros y Sada-.
En el informe de planificación estratégica del Consorcio das Mariñas para el cuatrienio 2008-2011, al que tuvo acceso este periódico en octubre del año pasado, se asegura que el Concello coruñés "da por totalmente perdido" uno de los biodigestores porque es "irrecuperable". Entonces, el Gobierno municipal negó esta circunstancia y ahora, diez meses después, admite que no se reparará este cuarto biodigestor, pero no porque sea irreparable, sino porque la planta opera igual a pleno rendimiento.
El Ayuntamiento coruñés tolera que Albada no subsane los desperfectos en el vaso que, cuando se puso en funcionamiento hace seis años y medio, costó a las arcas municipales alrededor de un millón de euros. La factura final de la obra del complejo que el ex alcalde Francisco Vázquez inauguró en enero de 2002 alcanzó los 46,9 millones, es decir, 7.800 millones de las desaparecidas pesetas.
Los problemas en los biodigestores han sido una constante desde el principio. A los seis meses de su puesta en marcha, en junio de 2002, reventó uno de los biodigestores: toneladas de compost se esparcieron por la ladera del monte. En marzo de 2005, la empresa optó por parar la actividad en los biodigestores. Las pruebas en uno de los depósitos no volvieron a empezar hasta principios de 2008. Que uno de los biodigestores se encuentre ahora fuera de servicio deja una incógnita por resolver: cuándo el Ayuntamiento se hará cargo de la planta, puesto que siempre dijo que no la recepcionará hasta que funcione toda la instalación sin problemas.
